9 de abril de 2010

Emery se pasa de listo

Considero que la temporada del Valencia es razonablemente buena. Con un buen equipo, aunque algo descompensado (la venta de Albiol les está haciendo mucho daño), los chés han logrado mantener una regularidad en la Liga que les permite encontrarse actualmente en una situación más que óptima para alcanzar su objetivo inicial: retornar a la Liga de Campeones. En Copa cayó eliminado ante el Deportivo, en un duelo con un carácter especial, que siempre presenta cuentas pendientes y motivaciones extras, lo cual convierte sus enfrentamientos en partidos de difícil pronóstico. Por último, en la Copa UEFA han caído eliminados en cuartos de final; es decir, han tenido una actuación decente, pese a la obvia decepción de la hinchada.

Tengo a Emery como un buen entrenador. Ya lo demostró con su notable trabajo en el Almería y hasta ahora su trayectoria en el Valencia, sin ser espléndida, es bastante positiva, pese a las críticas recibidas por una afición que siempre exige por encima de las posibilidades.

Sin embargo, con todo el respeto que me merece una persona que de ésto sabe más que yo, creo que el entrenador ché ayer se equivocó gravemente. Primero en el planteamiento del partido, desde mi punto de vista nefasto. Segundo en sus protestas contra el árbitro. Me explico.

El Valencia se plantaba en el Calderón con un mal resultado en la ida (2-2) en un partido vibrante donde quizás mereció más suerte. Ahora bien, no se trataba ni mucho menos de un marcador insalvable, ni que te obligase a plantear un partido de vuelta al ataque al más puro estilo cruyffista, más sabiendo el rival que se tenía delante: un Atlético con el conocido defecto de siempre dar oportunidades al contrincante durante a lo largo sus partidos.

No le pensó así el casi siempre cabal entrenador valencianista, que puso en liza una caótica alineación con 3 centrales (Maduro-Alexis-Fernandes), dos extremos reconvertidos a carrileros (J.Alba y P.Hernández) dos mediocentros (Baraja-Silva) un mediapunta (Joaquin) y dos delanteros (Mata y Villa). Parece lógico que este repentino cambio de sistema y desubicación de buena parte de los alineados tenía como objetivo buscar un juego de ataque total, con los carrileros por los bandas y Silva-Joaquin por el centro, sumando dos delanteros para el remate. Obviamente el experimento resultó un fracaso: J. Alba y P. Hernández, amén de sufrir defensivamente, nunca llegaron a línea de fondo, por lo que el ataque del Valencia se convirtió en un embudo; Silva, lejos de la zona de peligro, demostró que no es un mediocentro (como también deben pensar muchos madridistas que lo quieren fichar para esa posición) sino un excelente enganche que se deja caer a las bandas (su única aportación en el partido fue una tarjeta amarilla); Joaquín, al que ya le cuesta aportar algo en la banda, no apareció demostrando además que sus mejores tardes quedan en el olvido; Mata, también desaparecido, y Villa estuvieron desubicados y pagaron la imposibilidad del resto del equipo de surtirles de balones. El Atlético ahogó al Valencia en el mediocampo, con el trabajo de P. García y Assunçao y el conjunto valenciano no consiguió ni aprovecharse de la debilidad de Juanito.

Durante los 80 minutos que duró este planteamiento, el Valencia apenas inquietó a De Egea, mientras que un Atlético muy serio y ordenado tuvo un remate de Forlán despejado por César al poste, otra clara ocasión de Ujfalusi también despejada por el portero ché y un fuera de juego mal señalizado de Agüero cuando este se quedaba sólo ante el cancerbero presto para poner el 1-0. Sólo se borró del partido Reyes, que tras poder ser expulsado en la recta final de la primera parte, fue cambiado por Jurado al descanso, en una inteligente decisión de su Quique S. Flores.

Tardó mucho en reaccionar el técnico valencianista, hasta que realizó el tercer cambio (m. 81), con el que recuperaba un sistema más lógico dejando, contando con los otros dos cambios, un 4-4-2 con rombo en mediocampo formado por: J. Alba, Maduro, Fernandes, D. Navarro; Baraja, Vicente, P. Hernández y Silva; Villa y Zigic. Reubicados todos los jugadores (Alba y Fernandes ya habían actuado en sus posiciones con buena nota), con un sistema más apropiado, el equipo ché abrió las bandas (uno de sus grandes baluartes) y consiguió llegar con peligro a la puerta rival: un remate de Villa al palo, dos de Zigic salvados por el gran De Gea y el penalty clamoroso no pitado.

Al final del partido, los jugadores del Valencia y especialmente su técnico, se quejaron amargamente del árbitro. Tienen su parte de razón, que duda cabe, más teniendo en cuenta que estaban presentes los famosos jueces de línea (pronto pasarán a la historia) pero bien haría el conjunto ché en reconocer los errores propios y la superioridad atlética durante casi todo el partido; y ya puestos a criticar el arbitraje, reconocer asimismo que si el línea hubiese estado acertado unos minutos antes el Atlético quizá hubiese afrontado los últimos minutos del partido con la eliminatoria sentenciada. No es problema para buena parte de la prensa (sensacionalista) deportiva, que reducen el partido a la jugada del penalti en un análisis propio para forofos o gente de electroencefalograma plano.

Ayer, el que más se equivocó fue Emery, que lejos de sus inteligentes y eficaces planteamientos tácticos, tuvo un ataque de entrenador, creyendo ser el más listo y finalmente contribuyendo a la eliminación de su equipo. Por eso, es el menos indicado para valorar la labor del arbitraje, por muy desafortunada que esta fuera.

El Valencia, tras unos años de despilfarro e insensatez, parece volver a la senda de la razón. El problema es que esa borrachera de malas decisiones trae una resaca en forma de deuda mastodóntica. Todo apunta a que el conjunto ché deberá vender buena parte de su activo más valiosos (Silva, Villa o Mata) para sanear (en la medida de lo posible) su maltrecha economía. Comprar poco y barato también será parte de la receta para salir de la crisis en la que se encuentra. Un Depor, con muchos menos recursos, puede ser una buena referencia. El fichaje del Chori Domínguez es una buena señal. Eso sí, para mantenerse necesitará de una afición comprensiva y un entrenador cabal e inteligente, como Emery, que seguro que habrá aprendido a controlar sus ataques de técnico, o por lo menos, a evitar tenerlos en los partidos vitales para tu su equipo como fue el caso de ayer.


3 comentarios:

Joaquín Calatayud Gutiérrez dijo...

Estoy de acuerdo a medias, me parece que tanto a Emery como a los valencianistas se les ha ido un tanto de de las manos las críticas al árbitro, les dejan de pitar un penalti al final de la eliminatoria un tanto claro, es cierto, y seguramente si es a mi equipo yo saldrían con un cabreo de escándalo, pero al menos los profesionales deben guardar un poco la compostura, primero por dar ejemplo y profesionalidad y segundo porque tampoco me pareció la eliminatoria el robo del siglo, ni mucho menos. El error del árbitro fue de bulto, pero fue una circunstancia mas del juego, como lo que antes fallo Villa por ejemplo, han sido 180 minutos y un penalti sin pitar, creo que es mucho decir que no han pasado por el árbitro exclusivamente.
Sobre el planteamiento, lo cierto es que el Valencia esta sin jugadores David Navarro que salió al final estaba con riesgo de recaer, por ello no salió de titular supongo, Silva fue retrasado porque no había nada mas, al ponerse M. Fernandes de central y estar Banega sancionado no quedaba otra, la alineación es un parche tras otro, pero en gran parte por las circunstancias, si es verdad que más de una vez me pregunto porque en vez de tener 5 jugadores en posiciones que no son las suyas, tener dos canteranos y la gente en sitio, pero también es cierto que con estos parches el valencia teniendo en cuenta las innumerables bajas lo estaba haciendo bastante bien, es más, la eliminatoria ha sido una lotería y puedo llevársela cualquiera.

9 de abril de 2010, 19:58
Harpo84 dijo...

Vale que Jordi Alba estuviera de lateral o Fernandes de central. Ya lo había probado y le había dado buen resultado.

Lo criticable es el cambio de sistema, en un partido de vital importancia para su equipo. Emery pecó de soberbio, de ser más listo que nadie, y se dijo: voy a poner un sistema que todo el mundo se va a quedar boquiabierto, va a celebrar mi ocurrencia y me va a dar prestigio. Y se equivocó.

Lo más grave es lo de Silva: el canario es el jugador más técnico que tiene el Valencia, un enganche perfecto, que se mueve perfectamente cerca del área, entre líneas o encarando a los defensas rivales, un mediapunta de toda la vida. De mediocentro sus cualidades pierden peso y ayer, contra mediocampista físicos como los del Atlético, se le vio apagado y al final desquiciado. Y P. Hernández más de lo mismo, como carrilero nunca llegó al fondo convirtiéndose, como Alba, en jugadores que defendían regular y apenas atacaban. De una tacada, Unai anuló a dos de sus baluartes ofensivos, transformando su incidencia en el partido en nula e incluso negativa para su equipo. A eso suma que jugar con tres centrales, si no están acostumbrados, es muy complicado para ellos porque no tiene nada que ver a jugar con dos.

Lo peor de todo no es el experimento fallido sino el partido que escogió para llevarlo a cabo. Tenía a Albelda y Navarro, que jugo algunos minutos, en el banquillo. Y además, como bien dices, ¿para qué está la cantera?

Una alineación lógica: César; Alexis, Maduro, Fernandes Alba; Albelda y Baraja; SIlva, Mata, Pablo Hernández y Villa.

9 de abril de 2010, 20:40
Joaquín Calatayud Gutiérrez dijo...

si, es la alineacion mas coherente, pero me da que albelda tampoco estaba para mucho, ya lo forzaron contra el Barça y se rompio, lleva tiempo parada y supongo que por eso no conto con el...

9 de abril de 2010, 21:02

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