Hace tiempo que no he podido escribir en el blog. Me hubiera gustado hablar de la gesta de David Arroyo, y su éxito en un vibrante Giro de Italia, donde acabó segundo tras varias etapas memorables, donde mezcló inteligencia y pundonor, coraje y clase, y sólo un error de cálculo le privó de subir al puesto más alto del podio. Y todo eso, en medio de escándalos como las acusaciones de Landis a Amstrong de ser su "mentor" en el dopaje, la sanción a Valverde o el novedoso supuesto "doping" en la bicicleta del suizo Cancellara. En medio de tan tristemente rutinario escándalo, el corredor talaverano emergió para recordar la razón por la que el ciclismo es el deporte donde asoma la épica con mayor frecuencia.
También me gustaría haber analizado la victoria del Baskonia sobre el indestructible Barcelona en baloncesto. No estuvieron los azulgranas nada finos en la final de la ACB, pero sin duda el mérito es de los vitorianos, capaces de empequeñecer a su rival a base de confianza y concentración defensiva, y liderados por un excelente jugador que no para de crecer: Fernando San Emeterio, tocado por los dioses aunque incomprensiblemente no se llevara el MVP de la Final.
Y, por supuesto, he tenido la tentación de hablar del partido sin fin, ese que se llevó John Isner frente a Nicolás Mahut en la primera ronda del torneo de Winbledon, que durante más de once horas enfrentó a éstos dos magníficos deportistas, sólo interrumpidos por la inevitable caída del día y la ausencia de luz en la pista 18 de las instalaciones londinenses. Ejemplos auténticos de la concentración, lucha y, por qué no decirlo, de una gran tenacidad. Seguramente este partido influirá más en su carrera deportiva que cualquier torneo que ganen en el futuro.
Todas auténticas historias que reflejan que el deporte es un auténtico escaparate de los mejores valores humanos; quizá también de los peores, aunque ésto es menos habitual. Lo contrario que ocurre con la televisión, por ejemplo.
Sin embargo, hoy quiero reflexionar sobre el Mundial, en concreto sobre el papel de España y la trascendencia del partido de mañana. Nada nuevo. En periódicos, blogs, radios o televisiones asistimos a concienzudos análisis de cualquier pequeño detalle que rodea a la selección española. Desde interesantes reflexiones (como las de Segurola y Sámano) a auténticas sandeces (como las de Inda o R. Gómez). Entrenadores, ex-jugadores, gente de la farándula televisiva como famosetes o analistas multidisciplinares y, por supuesto, periodistas (deportivos o no), nos han dado su información-opinión-reflexión acerca de todo lo que rodea a la Selección y al Mundial. Y más que se dirá sobre el partido contra Chile. Por eso no pretendo hacer una previa similar a la que de una manera mucho más acertada puedan hacerse en otros medios.
Mi intención es reflexionar acerca de una circunstancia que me preocupa de cara al partido contra Chile. Se habla mucho de que ninguna selección ha sido campeona del mundo perdiendo su primer partido, como algo significativo en contra de España. No estoy de acuerdo, pues si pierdes el primer partido tienes que ganar el resto y es lógico que todavía no se haya dado esta circunstancia. Sin embargo, hasta tres selecciones sí consiguieron alcanzar la final tras salir derrotado en el primer partido del torneo. Y obviamente, esa derrota en su estreno no influyó en el resultado de la final. Por lo tanto, me parece que ese dato no tiene que ser para nada definitivo.
Lo que sí tengo por seguro es que ninguna selección de fútbol ha sido Campeona del Mundo sin que su entrenador tuviera claro a lo que juega el equipo. Y, mal que nos pese, parece obvio que Del Bosque no tiene para nada decidido cómo quiere que juegue España. Heredó una Selección creada, tras un Mundial fallido decepcionante, por Luis Aragonés. Tras perder con Irlanda del Norte y con todo el mundo pidiendo su dimisión, el "Sabio" entendió que si quería triunfar con la nacional debía centrarse en potenciar el juego del jugador más importante (tanto por su nivel como por su exclusividad) del combinado: Xavi. Para ello, el equipo fue feliz cuando el de Terrasa se vio, además de salvaguardado por Senna, acompañado por Iniesta, Silva, Villa, Cesc en muchas ocasiones, y Torres (que si bien no es un jugador de combinación como el resto, si interpreta muy bien el juego del azulgrana con sus certeros desmarques).
Tras la marcha de Aragonés, al que ni se le ofreció la renovación, tema del que no toca hablar, la llegada de Vicente del Bosque se justificaba desde un punto de vista del consenso general y como un técnico adecuado para lo que se necesitaba, una especie de "continuidad" silenciosa. Pues bien, frente a una opinión generalizada, creo que el charro no ha sabido tener la cintura necesaria para confiar en lo que ha demostrado que no cree, un equipo que basa su juego en la posesión, en la combinación y en la ocupación efectiva de espacio, con una delantera que destaca por su movilidad y versatilidad. El problema es que tampoco ha tenido la personalidad para imponer su ideario futbolístico, un sistema ordenado y fijo, con al menos un extremo y siempre basándose en la rigidez defensiva. Con la llegada de la carrera de Senna a su crepúsculo, el técnico nacional apostó por Busquets como su sustituto. Nada que objetar, salvo el detalle de querer introducir a X. Alonso en once. Nada tengo contra el vasco, un jugador magnífico, pero si contra su ubicación en el campo, como interior zurdo, donde su juego pierde enteros, puesto que el madridista no se siente cómodo en esa posición. X. Alonso encaja en un 4-2-3-1 con Xavi al lado, o incluso como pivote en un 4-3-3, pero nunca de interior (algo parecido se podría expresear de Busquets). Ese pequeño ajuste ha significado buena parte de la pérdida de la selección nacional de su fluidez en el juego.
Aún así, contra Suiza, España jugó bien, con Alonso y Busi juntos, aunque a Xavi nunca se le vió del todo cómodo. Empeoró el juego con los cambios, pues Navas y Torres desnaturalizaron todavía más el concepto futbolístico de la nacional. Por ahí ha perdido el equipo también su identidad, porque lejos de potenciarla, cuando los partidos se complican, como el de EE.UU el año pasado y el de Suiza este año, el seleccionador busca soluciones con gente de banda (Cazorla, Navas) y con la entrada de segundos delanteros (Mata, Torres), puesto que al final uno siempre tiende a apostar por sus ideas más interiorizadas. Y está claro que el seleccionador no ha sido capaz de interiorizar la idea de fútbol que tan brillantemente España adoptó como suya en la exitosa Eurocopa de hace dos años.
Prueba inequívoca se vió en el partido contra Honduras, donde el 11 me recordó, por jugadores, al del Inter de Mourinho; con un 4-2-1-3, con dos medios de recuperación (Busi,Alonso-Cambiasso,Motta), un mediocampista de calidad (Xavi-Sneijder) y tres delanteros (Villa, Torres, Navas-Pandev, Eto'o, Milito). Incluso con un lateral derecho ofensivo (Ramos-Maicon). Pese a que en esta comparativa sale goleando España, la diferencia es que el Del Bosque pretendía buscar control del balón mientras que Mou quería todo lo contrario, teniendo a sus jugadores perfectamente trabajados para cumplir con esa táctica. Por eso el Inter siempre sabía lo que hacía y España muchas veces se partía: Villa no presionaba en su banda, X. Alonso se metía equivocadamente de interior zurdo y esa suma dejaba muchos huecos por la banda que le tocaba defender, para colmo, el que seguramente es el peor jugador de los convocados por España, e incomprensiblemente titular, Capdevila. Combina Del Bosque un estilo con algunos jugadores contrarios al mismo, justo lo contrario de lo que hace el técnico portugués.
Mañana toca Chile. Francia e Italia eliminadas, causa de mofa para muchos. Hay un factor que no debemos olvidar: los galos aprovecharon su generación dorada (encabezados por Zidane) para ganar el primer Mundial y aún por encima lograron llegar a otra final; los italianos no necesitaron ni eso para festejar alzarse con el Campeonato del 2006. España, en cambio, sigue virgen del cetro más importante del deporte y ahora le toca aprovechar su oportunidad ya que por primera vez llega, indudablemente, con el mejor equipo del mundo. Sólo Holanda es comparable si nos referimos a una selección con grandes plantillas sin el premio de la gloria mundial. Pero la "Orange" ha dejado grandes torneos para el recuerdo (74, 78 o 94) con dos finales y unas "semis". Una eliminación en primera ronda contra Chile, sumado a la derrota del año pasado contra EE.UU en la Copa Confederaciones supondría el mayor fracaso del fútbol español y uno de los fracasos más sonoros de una selección en la historia del fútbol mundial, dado la generación irrepetible que posee España.
No merece esta situación España, puesto que mereció la victoria contra Suiza, pero Chile pasará por ser un equipo incomodísimo, con un genial entrenador que sí que sabe perfectamente a lo que juegan sus hombres, con un sistema bastante parecido paradógicamente al Barça de Guardiola, que tan bien conocen muchos nacionales. Ese juego descarado y valiente hasta le puede venir bien a España, que técnicamente es muy superior. Una victoria podría suponer un camino asequible por lo menos hasta semis, pues posibles como Paraguay o Portugal me parecen inferiores a los geniales chicos de Bielsa. Ojalá pasen los dos, Chile y España, aunque es difícil.
Me preocupan mucho las dudas de Del Bosque, que me parece se ha quedado a medio camino entre consciencia e inconsciencia, presente y pasado, corazón y cabeza. Le tengo mucho respeto a los de Bielsa, aunque espero que la experiencia se imponga y España acabe alzándose con el cetro mundial y, si ésto no es posible, por lo menos que se diga que nos eliminó, al menos en semis, la Argentina de Messi o la rácana Inglaterra de Capello.
Es la gran oportunidad de esta Selección. Por Dios, que Del Bosque se aclare.